martes, 20 de mayo de 2008

Juana CASTRO pedalea

Hay algo en lo que se incide muy poco o casi nada, envueltos como estamos en esta pasión por la "igualdad". Se trata de RECONOCER, DIGNIFICAR, DAR A CONOCER, MOSTRAR a nuestras antepasadas (vivas o muertas) como modelos con autoridad para toda la sociedad, mujeres y hombres, chicas y chicos, niñas y niños. Pienso que más que defender a la mujer actual hay que POBLAR EL IMAGINARIO Y EL SIMBÓLICO COLECTIVOS DE IMÁGENES Y MODELOS DE MUJERES GRANDES en la historia, las artes plásticas, la música, la política, la literatura, LA VIDA... Resulta muy curioso que siempre que un hombre relata sus maestros en cualquier ámbito NUNCA nombra a mujeres; y es más, las chicas jóvenes tampoco lo hacen, y además no le dan importancia (porque "somos iguales" y qué más da). Nombrar a un "ilustre" superpremiado y super-reconocido es siempre más rentable que hacerlo con una mujer (mayor, ignorada, anticuada --porque no está/estaba en la igualdad-). Lo que quizá no sepan las jóvenes o tengan que aprender luego es que, mientras sigamos así toda mujer es intercambiable, por lo que la elevada hoy la tirarán/olvidarán mañana para elevar a otra. Con lo cual estamos siempre en la rueda de elevar lo elevado (masculino) por la mirada masculina y los medios masculinos. IGNORAR Y NO REIVINDICAR LA EXCELENCIA DE NUESTRAS MUJERES MAYORES, VIVAS Y MUERTAS, ES UNA VIOLENCIA que puede tener consecuencias en la violencia física sobre las mujeres, porque el imaginario masculino nos seguirá viendo inferiores a (su) (la) raza masculina.

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