Lo más curioso (penoso, triste, deprimente) es que con todos se obtiene un efecto secundario indeseable. Visibilidad = violencia de género. Es decir, en cuanto reclamamos nuestro espacio, intentan machacarnos. Tenemos tristes y durísimos ejemplos diarios, pero para ilustrar un incidente ocurrido esta mañana en el desempeño de mis Tareas Tándem.
Me encontraba en la confluencia de las calles Poeta Mohamad Iqbal y Platero Repiso, cerca de la Avda. de Barcelona. Ante mis ojos-cámara 4 esquinas magníficas: aceras ampliadas tras largas reformas, pasos de peatones con bordillos rebajados, un paso en cada tramo, en fin, la delicia de cualquier transeúnte. Yo con muchísimo” trabajo”. Una esquina-acera: furgoneta gigante; la de enfrente: un gran todo terreno; la tercera: un utilitario y la cuarta : el camión del butano. Más no era posible, o si? Vaya!, otro utilitario se sube en la acera. Este último me descubre por fin, se siente amenazado y me amenaza. O borro las fotos o me entero, “que tú no sabes quién soy yo”, me dijo. Intento el diálogo, ..”no soy policía…, …no voy a formular una denuncia en comisaría…, …no voy a multar…, y por supuesto no voy a borrar las fotos…”
Después de hacer mis fotos los dejé relatando, el que me amenazó y el del todo terreno se aliaron contra mi. Se hicieron amigos de pronto, qué unión más fructífera, pensarían…una mujer con una cámara es sin duda una gran amenaza. Al final cogieron el número de mi matrícula, paradoja donde las haya!, yo era la única que tenía el vehículo bien aparcado.
Esto es violencia, increpar a una mujer en la vía pública cuando los infractores son ellos, tomar un número de matrícula para amedrentar, amenazar con “es que no sabes quién soy”. Esto es violencia.
Convivimos con ella como algo natural, la tenemos tan cerca que asimilamos su existencia a la nuestra sin pensar que es posible disgregarlas, sin embargo es algo que ha nacido a pesar nuestro, no somos cómplices, sino víctimas, esa es la diferencia.
Por desgracia la visibilidad no nos va a eximir de la violencia, pero sabrán cómo es el rostro de las mujeres cuando dicen basta.
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